domingo, 18 de marzo de 2018

Caminata

Cristopher camina, sólo camina. No sabe dónde está, o dónde se dirige, él sigue su paso.  

A su alrededor no hay nadie salvo un par de personas de unos cuarenta años: una mujer alta y delgada con cabellos negros hasta el hombro, la otra más bajita, regordeta, con rizos castaños en un moño. Ambas hablan (intercambiando rumores entre risas), son vecinas. Una riega el jardín mientras la otra vuelve de las compras. 

Más allá, unos cuántos metros, hay un anciano tocando el violín. Tiene un pequeño letrero ilegible; es obvio lo que pide: a sus pies está el maletín del instrumento con unas cuántas monedas que los transeúntes arrojan al pasar. 

Una escena normal, aunque para Cristopher lo normal estaba lejos de ser algo bueno o satisfactorio. 


Le molestaba en demasía el balbuceo de las señoras, ¿no tienen nada mejor que hacer, que criticar, que ir de rumor en rumor? De seguro, sea lo que estuviesen hablando, no lo han comprobado por sí mismas, ¡aún más! Quizás, están despotricando contra alguien por lo que les contó la amiga de una conocida
 
Siempre es lo mismo, bocas hablando en la ignorancia sin saber nada, y, en la injusticia de sus palabras, estas cobran valor.
  
No necesitas algo real, para hundir a una persona o disfrutar su sufrimiento, basta con inventar un rumor y extenderlo a las féminas más longevas de lugar.  

Un par de semanas, tendrás a todo el mundo hostigando a tu víctima.   

Le asquea.   

Que estas injusticias se ejecuten tan fácilmente le da nauseas, lo entristece y enciende esa chispa de odio hacia su alrededor con doble filo hacia él.   

Los dedos huesudos, cansados, se deslizan por las cuerdas del violín: una melodía triste y melancólica. Llena de recuerdos de antaño, la memoria de un anciano cuya única forma de ser escuchado es imponerse en una esquina y tocar. Tocar como un desquiciado.  

La escena conmueve algunas personas.  

¿Conmovedora? ¿qué tiene de conmovedora?  

No es una melodía feliz o alegre como debería, no es música clásica para disfrutar de ella 

Es menos, mucho menos.  

Son gritos desesperados de alguien olvidado por su familia; es llanto y dolor de un corazón que casi no late en notas desafiantes, hostiles; que a sus oídos suenan tenebrosas, intimidándolo con ese vibrar suyo.  

¿Qué hay de bello en el sufrimiento ajeno?   

Alguno podría detenerse, hablar con él, preguntarle por su hogar (si es que tiene uno), de su vida: escuchar sus historias. Permitir que la pobre alma desahogue sus penas en un desconocido... mucho más cálido que las tensas cuerdas que marcan sus dedos.  

No ocurrirá.  

Nadie detendrá su camino (él tampoco), y el bullicio de la urbanización seguirá haciendo oídos sordos al soplo de tristeza del amo muerto y el violín roto. 

Las bocinas de los autos, gritos de motores que se alzan en una batalla sin sentido; el sonido de las llantas contra el viejo pavimento resquebrajado que nadie se ha molestado en arreglar. Todo esto lo vuelve loco.   

Cristopher camina, y mientras más pasa expuesto al estresante y monótono ambiente, sus emociones desbordan conducidas a un llanto inminente.   

Camina y camina.  
Paso 
paso  (camina). 
La bocina de un auto. 
 
Paso, paso, paso 
 (camina). 
Insultos a lo lejos. 

Paso, paso, paso, paso  (camina).  
Motores rugiendo. 
 
Paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, paso, 
 (silencio).  

Su cuerpo deja de responder, escenas e imágenes violentas pasan por su mente.  

"¡No!" hace un esfuerzo por gritar, nada sale de su boca.  "No, no, no, no, ¡NO!" él grita, él sabe que está gritando, con todas sus fuerzas, ¡él lo sabe!  

Grita a todo pulmón, un sonido que le desgarra la garganta, ¡y el alma! Un sonido que se rehúsa a salir; anida en su interior al igual que todo el resto de cosas que ha estado guardando para sí mismo durante años. Esas que se adhieren y por más que trate de expulsarlas, para destruirlas es necesario terminar sacrificando una parte de sí mismo.  

Las pesadillas vivientes que lo atormentan, no lo dejan en paz, convirtiéndolo en otro muerto con vida.  

Porque eso era.  

Cualquier médico que visita es lo mismo, un "niño sano", frase seguida de un cuchicheo privado, ¡no quiere escucharlo de nuevo! Tapa sus oídos, cierra los ojos con fuerza al punto de crear una barrera frente a la realidad: es su mente quien lo traiciona.  
Termina con expresión horrorizada leyendo los labios del Doctor.  

"No tiene nada, está sano" dice.  
"Sólo quiere llamar la atención" dicen.  
"Es normal para su edad 
"Sí... 
"Esta juventud... ¡en mis tiempos se solucionaba con una buena reprimenda y se curaban al instante! 

¡¡Se está muriendo!! ¡¿Qué no lo ven?! Lo siente, ¡no miente! Su cuerpo está podrido, cada día que pasa el dolor es más fuerte. Su corazón cansado a veces no quiere latir, y otras, trata de ayudarlo a gritar. ¡Su corazón grita y grita junto a él! Su ritmo acelerado asemeja uno normal, uno que lo hace sentir que vuelve a vivir. Pero no dura mucho tiempo. La emoción, la adrenalina lo hace llorar y sus latidos cruzan la brecha de lo normal; se expanden a un ritmo que nunca pidió conocer. La sangre quema como lava hirviendo, está en sus venas (¿dónde más?), la sensación lo deja sin movimientos; ahogado. 

Ahogándose en su mundo. 

No puede pedir ayuda, por lo que su cuerpo intenta hablar por él. Su corazón sube y baja, trata de dar una alerta, lo acompañan las lágrimas, los tics nerviosos, las ojeras, su estómago que baila una danza nefasta. Se contrae, su cuerpo exclama, grita, llora por ayuda, por alguien (nadie escucha) 

Retoma la caminata, deja atrás a las señoras que terminan una charla y continúan a otra, como aquel joven Cristopher que no conocen, pero rumores aseguran que es una mala influencia para sus hijos.  

Dios, por lo que escucharon, de verdad tiene que ser una persona despreciable.

35 comentarios:

  1. Uf! qué complejo relato, pero cuánta parte tiene de verdad...
    Enhorabuena! Un abrazo.

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    1. ¡Muchas gracias, Ana! Es un gusto que lo hayas disfrutado. Nos leemos.

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  2. Un relato que no deja indiferente, Alice. Para reflexionar.
    Suerte en el Tintero. Un saludo

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    1. Muchas gracias, Carmen. Aunque no lo parezca está hecho con mucho amor, jaja. Pero sí tiene gran dedicación. Gracias por valorar, nos leemos. Un abrazo.

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  3. Las habladurías que se decían antes ¿no? tan real como la vida misma. Tan creíble como lo son tus palabras. Me ha gustado mucho.

    Un saludo y suerte en el concurso.

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    1. Muchas gracias, Keren. Este relato lo escribí en mi adolescencia y me hacía mucha ilusión actualizarlo y compartirlo. Un abrazo.

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  4. Alice me encantó tu relato,apesar de que me dio mucha tristeza y lloré de la emoción. Ser mayor y solo, nadie puede saber que nos pasará, si vamos a poder tocar una canción y que nos oigan las penas, acaso estaremos solos y nadie nos va oír.

    Suerte en el concurso, un saludo.

    M.J.D

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    1. María, me llega al corazón tu comentario. Esta historia la escribí en una de las etapas más tristes de mi vida, así que comparto tu pesar. Así mismo, muchas gracias. Espero nos sigamos leyendo. Una abrazo.

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  5. Es un relato que se centra en una persona en particular y su pequeño universo, pero podría trasladarse al conjunto de la sociedad. Hablamos y hablamos de lo que nos cuentan, lo que nos parece o lo que oímos, sin preocuparnos muchas veces de saber que hay de cierto en ello.
    En este caso es el pobre Cristian el que sufre de esa injusticia, y se refugia en su mundo interior en el que lo ve todo oscuro. Lo has sabido reflejar muy bien Alice, con ese monólogo interior a veces repetitivo que va minando el interior del personaje. Mucha suerte en el Tintero.

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    1. Gracias, Jorde. Para ser sincera, este relato surgió tal como dices: desde el pequeño mundo interior de cuando pasé cosas muy malas. Leyendo mis escritos del pasado quise rescatarlo y reescribirlo y me alegra mucho que la gente lo sepa valorar, para mí tiene mucho más significado el que ilustre tanto la sociedad sin haber querido. Una vez más, muchas gracias Jorge. Espero nos sigamos leyendo.

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  6. Un relato que encierra la vida misma cuando en cualquier esquina nos encontramos a una persona indigente, como unas vecinas hablando más de la cuenta. Un abrazo

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    1. Gracias por tu comentario, María. A veces, nosotros mismos no nos detenemos a pensar cuando las cosas ya se han normalizado tanto a nuestro alrededor. Sería bonito que la gente, por un instante, pudiera salirse de esa burbuja cuando camina. Un abrazo para ti también.

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  7. Es un relato que da para reflexionar, te da tristeza Cristian encerrado en su pequeño mundo ...y es verdad que hablamos y todos opinamos sobre la vida de los otros sin saber, por lo que escuchamos muy bien relatado.Suerte en el concurso Ana Maria Caillet Bois

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    1. Gracias, Ana. Me alegra que te haya gustado. Nos leemos y un abrazo.

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  8. Hola Alice.
    Un relato donde a través de los pasos de Cristopher nos metemos en sus andaduras y pensamientos. En ocasiones el relato se vuelve sincopado, como en la parte en que paso a paso consigue todo lo contrario que un mantra, enervar al lector para meternos en el lugar de la singladura del caminante (me parece un buen recurso)
    El protagonista padece de soledad e incomprensión, todo le afecta.
    Suerte en el concurso compañera.

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    1. Buenas, Tara. ¡Me gustó mucho el análisis que hiciste! Y, en efecto, recuerdo haberme divertido mucho y disfrutar de escribir esa parte en específico. Me alegra que también te haya gustado, nos leemos pronto y un abrazo.

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  9. Un relato introspectivo que no deja de tener un poso de crítica social. Anda que no le gusta a la gente un chismorreo...
    Pero los cavileos interiores del protagonista son de los que duelen.

    Suerte en el concurso, Alice.

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    1. Aunque parece una crítica más antigua, de esos tiempos en que aún no había tanta conectividad en internet diaria, creo en lo personal que no deja de tener validez en la sociedad actual. Muchas gracias por tu comentario Chelo, y de disfrutar mi pequeño escrito conmigo. Nos leemos pronto, un abrazo.

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  10. Un relato que incita a la reflexión, es mundo interior al que tu protagonista tiene como compañero es muestra de una soledad impuesta por la sociedad que lo acorrala y lo hace diferente a los demás y por eso las ansias de los demás de cotillearlo.
    Un abrazo Alice y suerte en el concurso el T. de Oro.
    Puri

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    1. Si he de ser sincera, soy muy fan de los monólogos internos y la introspección de los personajes, fue un reto no escribir esto de aquel modo, pero creo que el resultado ha gustado a muchas personas. Gracias por tu comentario, Puri. Siempre alegra a uno que sus escritos hagan reflexionar. Nos leemos, un abrazo gigante.

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  11. Un relato que refleja una triste realidad, por una lado la soledad de muchas personas mayores y por otro el dañino cotilleo que aún existe en muchos lugares de la geografía mundial. Muy bien contado. Suerte en el concurso.

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    1. Es lo que hablaba, si bien tiene mayor cabida en tiempos en que no había tanta conectividad, insisto en que sigue siendo algo que se sigue reflejando en al sociedad actual, quizás de otras formas de las que no nos percatamos tanto. Muchas gracias, Pilar. Espero seguirte leyendo por aquí, un abrazo.

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  12. Hola, amiga Alice. Compartes con nosotros un texto para reflexionar, suspirar bien hondo y volver a reflexionar; ¡ay, cómo somos las personas, qué rápido se juzga y qué se poco escucha! Gracias por removernos así.
    Te deseo mucha suerte en el "Tintero".
    Un abrazo.

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    1. Buenas, Patxi. Una vez más, no sé cómo agradecerle a todos por sus buenas críticas. Me alegra que te haya gustado y conmovido, para eso escribo. Espero que sea tan bien acogido en el tintero como lo fue aquí. Nos leemos pronto, un abrazo.

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  13. Gracias, Alice, por participar con este relato en El Tintero de Oro. Un abrazo y suerte!

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    1. ¡¡Muchas gracias David!! Gracias por darme esta oportunidad, espero todo vaya bien. Nos leemos. c:

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  14. Hola Alice, cuántos Christopher que hemos conocido, hemos visto, hemos ignorado..Transmites la desesperación del personaje que vive en su mundo, que sufre de impotencia por no poder salir de él, aunque no lo diga, porque ni siquiera puede. Por momentos su monotonía, el ruido de la calle incesante abruma al lector, se sufre esa pena que no pasa, que no cesa. Quiénes somos para juzgar sin saber el porqué de esa situación en la están estas personas, son tantas y tan tremendas muchas veces. Un tema que da para reflexionar mucho.. Un abrazo Alice y bienvenida al Tintero.

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    1. Miry, ya ni sé cómo responder a todos sus comentarios. Les agradezco a todo su buena recepción y análisis de mi relato. Realmente, me siento muy querida por todos, ¡¡muchas gracias!! El mayor bien que me pueden hacer es que lo hayan disfrutado y que les lleve a analizar el mundo que los rodea.

      De nuevo, muchas gracias. Nos leemos pronto, un abrazo.

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  15. Hola Alice
    Me gusta la forma en que lo has narrado, sin demasiadas normas como es la mente de un joven, algo confuso pero que se entiende bien.
    Parece el inicio de una novela en la que el protagonista nos cuenta su vida...
    Enhorabuena y suerte

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  16. Un relato que cuenta muchas historias en una sola y que da para pensar, para hacer autocrítica, para querer cambiar muchas cosas. Muy original la forma en que está narrado, Alice.

    Un saludo y mucha suerte en el Tintero.

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  17. Hola, Alice:
    La falta de comunicación con los otros. Lo que yo siento no lo ven los demás. ¿Qué es la normalidad? Esas mujeres mayores que cotillean, ese violinista que lo hace por unas monedas...
    Un relato algo complejo, pero acorde con lo que puede estar pasando por la mente de un joven.
    Suerte en el Tintero
    Un abrazo

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  18. Como te han dicho por ahí, un relato complejo, pero bastante bien resuelto. Reflejas a la perfección el mundo interior convulso de un adolescente o niño con una sensibilidad fuera de lo común. Me parece que intentas hacer un guiño a la posibilidad de que fuera un niño con un trastorno en la comunicación. En cualquier caso, independientemente de lo que se pueda interpretar, me ha gustado mucho la forma de narrar la caminata en sí misma. Paso, paso, paso, paso. Muy visual, casi cinematográfico.
    Enhorabuena y suerte en el concurso

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  19. Hola Alice
    Me encanto la ambientación, ese diálogo interior, el manejo de tu personaje y, sobre todo, las emociones que transmites a través de tus palabras.
    Un abrazo y suerte en el tintero de oro!

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  20. Ciertamente, un relato complejo y poliédrico, narrado desde la óptica introspectiva del atormentado protagonista, debatiéndose en un mundo hostil que no entiende y tampoco le entiende a él, perpetuo caminante sin rumbo ni descanso.
    Suerte en "El Tintero de Oro"
    Te invito a conocer mi blog: castroargul.blogspot.com.es
    Saludos cordiales, Alice.

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  21. Puse mal la dirección del blog. La correcta es esta:

    castroargul3.blogspot.com.es

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